En primer lugar hay que tener claro que la compañía debe de orientarse a capturar valor de sus competidores, de los clientes y también de los proveedores, entre otros. En cuanto a la estrategia de crecimiento que hay que tener en cuenta, hay que ser claros a la hora de establecer tanto objetivos como prioridades de actuación. El éxito de esta estrategia reside en la combinación de tres factores; las capacidades de la compañía, las oportunidades del mercado, y el liderazgo de la dirección.

Las decisiones de carácter estratégico y operativo desde la óptica financiera deben ser tomadas tras un análisis profundo de sus implicaciones en todos los ámbitos: estructura económica-financiera de la empresa , resultados, nivel de endeudamiento, liquidez y creación de valor para el accionista.